Acción de gracias.

martes, 1 de diciembre de 2009

(Aviso: lo siguiente es MI propia impresión personal, no transferible a nadie más y no compartida –o sí, o no- por nadie más. Mi blog es mio, en él digo lo que pienso y mientras muestre el decoro debido sobre todo a mi y a quien me lee, no creo que deba censurarme nada más. Dicho lo cual… si no digo algo, reviento)

Tengo un amigo (lo tengo aunque ahora no pueda hablar con él cada día de forma directa, como solía hacer) que cuando a alguien se le ocurría algo que parecía mucho mejor que lo que era en realidad, solía decir “es una idea estupenda, pero en conjunto me parece horrible”, así, con un toque de Marx (Groucho, no Karl). Algo parecido (pero distinto) ha sido este finde en Barcelona y en Creativa.

Siempre se tiene que aprender algo de todo, de lo bueno y de lo malo. Hay que sacar las conclusiones y quedarse con lo que importa, hay que saber disfrutar de las situaciones más absurdas que puedan darse. Y hay que dar gracias, gracias siempre.

Y doy gracias en este finde que he pasado especial a cada una de mis niñas, las de Desintín, las que compartieron conmigo habitación, comida, confidencias, compras compulsivas e ilusión. Gracias especiales a Ana (aún no me he quitado de encima tu camiseta y hoy donde he ido pueden dar fe que la llevaba y la enseñaba con todo el orgullo) por ser tan especial, tan de verdad y tan buena gente y a Yoli por su dulzura, por preocuparse tanto de todas, porque eso que se ve en cada página que haces es tu esencia, porque así eres tú. Y porque las dos juntas llegareis lejos y sois de las mejores anfitrionas que podría encontrar. El diez (y más allá) de Barcelona sois vosotras dos.

Gracias a Loreto, porque en presente gana muchísimo, porque es una mujer estupenda de los pies a la cabeza, porque me hace reír y me encantan sus salidas andaluzas, porque espero que se me pegue algo de todo lo que das. Gracias a Cristina, que es la más mejor buena gente que he encontrado en mi vida (no creía que existieran personas como tú en esta tierra, pero creo que estás para demostrarme que si. Si tuviera que darte un consejo, uno sólo, es que pienses no en lo que vales –que es mucho-, sino en cuanto te queremos los que te tenemos alrededor y en cuanto nos enriqueces). Gracias a Sahi, porque me enseña que lo que se ve es lo que hay, que no es necesario a veces complicarse buscando en el interior de las personas. A veces hay quien se muestra como es y asi se da a los demás y es un descubrimiento nuevo cada día.

Gracias a Eva, que es mi prima hermana de Murcia, a quien no tengo que decir nada más porque ella me entiende todo, lo sabe todo, lo da todo. Gracias porque en los malos momentos, y en los buenos siempre has estado ahí… y porque este finde fuiste la parte dos del duo cómico más extraordinario que he tenido la suerte de tener cerca, porque me he reído contigo tanto como otras veces hemos llorado, porque eres la caña y porque simplemente me da la ganas darte las gracias por todo, porque si y ya está. Te quiero mucho, murciana.

Gracias a mi hermanita pequeña, por todo, por lo de siempre, por lo que nos decimos y por lo que nos callamos, gracias por un ratito a solas debajo de una manta y por los abrazos, por las confidencias, por el calor. Esta vez, si, te pude tener cerca y fue como dicen en aquel libro, sopa de pollo para el alma. Sabes que un trocito de mi está contigo, sabes que un trocito tuyo me lo traje yo. No tengo que decirte más.

Gracias a mi hermana valenciana, sobre todo a ella, gracias por todo lo que me aguantas, gracias por las risas, por el viaje, gracias por estar cerca, por las fuerzas, por llevar el botiquín a cuestas, por los buenos ratos. Gracias por ser mi mitad, por acompañarme en todo, por la confianza. Gracias por cada día y cada momento, por ser la mejor siempre (hasta cuando eres la peor), por sobrevivir en territorio hostil y por tener un par de narices. Gracias por entenderme siempre.

Gracias a Maite, que aunque no estuvo en la feria me metió en gusanillo del scrap dentro y lo hizo de la mejor manera posible. Gracias a ella, porque aprendí en el mejor lugar y de la mejor persona posible. Gracias porque me enseñó a diferenciar lo bueno de malo y me malacostumbró a esperar lo mejor siempre. Gracias por no hacerme sentir como una clienta, sino como una amiga. Gracias por poner el listón tan alto que nadie lo puede alcanzar.

Y después de las gracias, me gustaría hablar de la impresiones que me llevo de Barcelona. Del paseo que nos dimos, de las tiendas antiguas, del bar con más mágia que puedo recordar. De la Catedral del Mar (la vi, al vi con mis ojos), del hostal en el que volvi a los quince años y a las excursiones de colegio que nunca tuve, de una tarta de frutas con sabor al cariño de quien la hizo para nosotros. De los abrazos, de la alegria del encuentro. De los multiples “no me lo puedo creer” de todo el viaje (y sí, hubo momentos en que pensé que había una cámara oculta porque no puede ser que todo lo que pasó en este viaje fuera cierto… los detalles se quedan “off the record” para las interesadas). De una fantástica cena de tortillas… de una no fantástica no cena, en la que jamás me he reido tanto… De todo lo que aprendí de Ana Manzana y de Cuchi, de tener el don de no estar en un sitio en el que me consta que si he estado y de ser invisible para cierta parte de la población (fenómeno curioso ciertamente… todos deberíamos experimentarlo alguna vez). De llegar a las cuatro de la mañana, derrotada pero feliz.

Sobre todo, sobre todo de llevarme la impresión de que si a alguien le cuento con detalle lo vivido, pensaría que me lo he pasado fatal, pero sabiendo que en realidad ha sido uno de los viajes más felices de mi vida (porque como tiene alguien en el Messenger, “nada es verdad, ni es mentira, todo es del color del cristal con que se mira”… y yo he decidido mirarlo con el cristal verde esperanza). La impresión de que algo que parece a priori estupendo y que se va torciendo poco a poco, se endereza gracias a las compañeras de viaje. La impresión de que valoro lo mucho que tengo y a lo que a veces no le doy importancia. La impresión de que compré menos de lo que esperaba, me rei mucho más de lo que se suponía que debía hacerlo y en general, fue estupendo. Que lo que esperaba fue secundario, y lo que suponía se me dio regalado y multiplicado por nueve. Y que parafraseando a mi amigo, en esta ocasión, "fue una idea horrible, aunque en conjunto me parece estupenda".

Gracias, Desintín.

Sois la leche.