Y hoy, la receta (regalo de navidad tardío).

domingo, 28 de diciembre de 2008

(AVISO: La gerencia del blog quiere dejar bien claro que no es responsable de los desmanes locuras y demás que se cometan a raiz de poner en práctica lo que la autora desequilibrada propone. Es más, pondríamos un cartelito de esos de "no intenten hacer esto en sus casas" pero se nos han acabado. Asimismo, declina cualquier responsabilidad por cualquier perjuicio que una lectura tan prolongada pueda ocasionar. Lo que sigue es un tocho de los gordos. Además, va todo de cocina y nada de scrap. Pondriamos también lo de "Fuera, peligro" y todo eso, pero tampoco tenemos carteles (somos un blog humilde). Este post va de cocina. Avisamos otra vez. Y es muy largo. Bueno, vosotras mismas. Ya sabreis. El que avisa, buena sombra le cobija -o algo asi-... me parece que he comido demasiado chocolate...)

Pues ahora que ya ha pasado la navidad y tenemos todas unos días menos ocupados (yo la primera) y por petición popular (siempre quise decir esto) paso ahora a soltar todo lo que sé sobre el bizcocho de chocolate fluido –famoso en mi casa-, la receta y todos los trucos que se me viene a la cabeza después de cuatro hornadas (lo sé, en enero ninguno vamos a caber en nuestras ropas) del dulce en cuestión.

Lo primero, la receta es digamos la versión final, la que a mi me ha funcionado. En Internet he encontrado a docenas y me he quedado con la que más sencilla me ha parecido y mejor resultado me ha dado. He llegado a ver recetas que exigían nueve huevos y tres claras (para doce minúsculos bizcochitos) y otras que pedían hasta medio kilo de chocolate. No sé si estos americanos no tienen miedo al colesterol o que tienen unas tiendas de ropa de tallas súper plus que les quita el más mínimo temor, pero dado que nosotras supongo que querremos vivir más años (y seguir escrapeando), me he decidido por recetar más light (aunque suene increíble, la que propongo es de las más ligeras… con todo lo que lleva. Pero sólo una vez al año es navidad ¿o no?)

Ingredientes (con esto salen ocho-diez bizcochitos tamaño flanera, o cuatro-seis si son más grandes).

-170 gramos de chocolate puro, sin leche (al ser un postre básicamente de chocolate, es mejor intentar encontrar un chocolate de buena calidad. Si se encuentra el “especial repostería”, perfecto)

- 120 de mantequilla sin sal (opcionalmente también se supone que margarina, yo no la he utilizado, pero dejo la opción), más un extra para los moldes.

- 3 huevos grandes y una yema más aparte.

- 65 gramos de azúcar (o más o menos un cuarto de taza), más un poco más para las claras

- Un poco de vainilla si se tiene o se quiere (yo puse una cucharadita de azúcar vainillado, quitándolo del total de los 65 gramos).

- 3 cucharaditas de harina.

Preparación:

Derretimos la mantequilla y el chocolate juntos (la forma de hacerlo, pues cada una como sepa o pueda… yo no tengo microondas, así que coloqué los ingredientes juntos en un bol y al baño maría. Si tienes microondas, pues aún es más rápido… pero ojo no se queme el chocolate). Mientras esto se hace, se separan las yemas de las claras. Las cuatro yemas las batimos con el azúcar, hasta que espesen un poco. Mientras tanto el chocolate tiene que estar ya fundido. Esperamos que se enfríe un poco (ojo con ponerlo caliente, o se nos cuajarán las yemas) y lo añadimos en dos o tres veces a las yemas y el azúcar. Movemos bien y es el momento de añadir la harina y la vainilla. Cuando esté todo unido lo dejamos aparte y montamos las claras a punto de nieve (no hace falta que esté muy firme, sólo montadas ligeramente) con el azúcar extra que teníamos. Después las añadimos a la otra mezcla, moviendo lo justo para que no se bajen (mucho cuidado con batir y batir).

Ahora engrasamos los moldes, flaneros, cacharritos para el horno o lo que sea con la mantequilla o margarina. Si somos previsoras, pues igual lo hemos hecho antes, pero vamos, que no importa. Encendemos el horno a 180 grados y lo dejamos calentándose mientras rellenamos los moldes. No llenarlos más de dos tercios, porque sube. Cuando el horno ya tiene una cierta temperatura, los ponemos dentro. Aquí viene la etapa peliaguda, porque depende del horno, a gas, eléctrico, con ventilador o vete a saber cómo, calientan más deprisa o menos. El estándar sería de 8 a 10 minutos, pero un indicador básico sería esperar unos 7 minutos antes de espiar el horno (si lo abrimos antes, se deshincharán). Si vemos que han crecido y que empiezan a formarse una grietas pequeñas, afuera con ellos (este postre es rápido, no vale lo de dejarlo en el horno e irse a hacer las camas… si te despistas tendrás un bizcocho de chocolate buenísimo, pero nada fluido). Cuidado al desmoldarlo, como es liquido por dentro, si le damos mucho meneo acabaremos teniendo un bonito plato lleno de migas de chocolate y algo parecido a unas natilla calientes… ricas pero presentación cero. Ahora sólo queda colocarle una bola de helado de fresa, naranja o vainilla (más chocolate, no), un chorrito de mermelada de fresa o un poco de nata montada… y a disfrutar.

Variantes, consejos y demás.

Después de las cuatro hornadas (y de las meteduras de pata correspondientes), ahí van algunas cosas que he aprendido sobre la marcha.

- Una versión que también queda muy rica, aunque un poco menos esponjosa, es la de no subir las claras. Los huevos se ponen enteros con el azúcar y se baten muy bien (el palabro técnico creo que es “blanquear”, pero no estoy segura) hasta que espesen. Esta versión es especialmente útil si vamos a hacer los bizcochos de un día para otro. Sí, amigas mías, la masa se puede hacer el día antes, por ejemplo, meterla en un Tupper y dejarla en la nevera hasta el día siguiente. A favor de esto es que el sabor es más fuerte y concentrado, a mi personalmente me gusta más. Además, si los queremos para un postre de compromiso o algo así, nos deja tiempo para hacerlo antes. Eso si, mejor sacar la masa de la nevera un rato antes, para que vaya pillando temperatura ambiente.

- ¿No sabemos cuando nos va a apetecer un bizcocho de estos? ¿Hemos hecho masa de sobra y ya estamos hasta las narices de tanto chocolate? Pues también lo podemos congelar. Incluso si tenemos sitio en el congelador podemos colocarlo en los flaneros y congelarlo así. En mi horno (convención, aire, 180 grados) han pasado en 14 minutos del congelador a la mesa… pero claro, eso tiene que probarlo cada una…

- Si queremos podemos hacer una mezcla de las dos variantes… hacer la masa como en la receta original y reservar las claras… y al día siguiente, justo antes de meterlo al horno, subirlas y añadirlas… las posibilidades son infinitas…

- Como el postre tiene que estar caliente (lo chulo es romper el bizcochito y que el chocolate salga y se mezcle con el helado) no vale lo de hacerlo y servirlo dos horas después. Además, son solo diez minutos. Si lo tienes en los moldes y los metes justo cuando empiezas a hacer el café, los tienes listos para servir cuando está lista la bebida.

- Si te pasas un poco en el horno, tampoco pasa nada. Una de las veces el bizcocho más que fluido quedó cremoso. Los que lo probaron me preguntaron un montón de veces cómo había metido el chocolate dentro del bizcocho. Y siempre fue un éxito.

Ahora os toca a vosotras. Cualquier duda, pregunta o demás, ya sabéis donde estoy. Y quiero fotos, fotos y fotos. Hala. Petición escuchada.


(Ya avisé que era un tocho, tocho... por favor, pensaros lo de comer tanto chocolate... mirad los estragos que produce, mismamente como ha dejado a la loca esta... bueno, si no quereís hacerme caso... Feliz Navidad -o lo que queda-)


Bizcocho de chocolate fluido (o cómo las obsesiones le dominan a una)

domingo, 21 de diciembre de 2008

Desde el fantástico día que pasamos con Anke, su tienda y sus talleres yo había añadido una obsesión a mi larga lista de idems: a la hora del postre en la comida probamos un bizcocho de chocolate fluido (hubo no pocas discursiones en la mesa sobre si los dos conceptos –“bizcocho” y “fluido”- podían darse juntos, pero la verdad es que doy fe de que sí pueden) y yo me quedé encantada con el dulce… como se puede ver por algún documento gráfico desperdigado por la red (“¡mamá, soy famosa, ya salgo en los blogs de otras!”). Desde ese día estaba buscando el momento adecuado para probar la receta y darme el gusto de poder hacer algo semejante.

Y el momento llegó ayer. Con la excusa de las próximas fiestas y de que siempre estreno un postre nuevo para la Nochebuena, me dio la fiebre repostera, y dicho y hecho (eeeehhh… que no era una excusa, era una necesidad básica… a ver si no hay que probar todas las recetas antes de lucirse el gran día…). La receta la busqué por la red (de verdad, a mí me quitan Internet y muero cual planta sin abono) y fue más fácil de encontrar de lo que esperaba; de hecho lo difícil fue elegir la receta que más me convenciera. La elaboración también sencilla, y el resultado… pues…

Aquí está bizcocho fluido (no sé si se aprecia el fluido pero doy fe de que fluido estaba) con sorbete de naranja sanguina, nata y coulis de fresa (no me diréis que el nombre por lo menos, impacta).










Y aquí el momento en que los duros jueces que calificaron la obra dieron el visto bueno

(perdonad el estilismo… los jueces antes de ir a dormir –y tenerse que volver a lavar los dientes- no están para posados en el Vogue).







La nota… pues no dejaron ni las migas, y la experiencia que es un grado me sirvió para darme cuenta de que me pasé un poco en el horno y de que las raciones eran excesivas para un postre… pero el sabor… ah, el sabor... ( ver si alguién inventa los blogs interactivos y así os haceis una idea). El próximo (en Nochebuena) de diez.

La pregunta es ahora: esto ha dado para un post, pero ¿dará para un LO?

(Y mis gracias más efusivas a Arancha, que me descubrió el postre… espero que mis invitados también tengan motivos para recordarla positivamente…)

Navidad, Navidad, dulce Navidad…

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Pues ya vuelvo por aquí (ya se estaban formando nubes de polvo en mi pobrecito blog) para contaros mis últimos avances en esto del scrap. He tenido unos días muy completos con el scrap, muy tensos también y la verdad es que me hacía falta distanciarme y dejarlo estar un rato. Pero todo tiene su explicación…

La semana pasada fue el 50 aniversario de boda de mis padres. En un principio había pensado en hacerles un álbum de scrap con sus mejores fotos de estos 50 años, pero visto que no iba a llegar a la fecha (tengo mucha tendencia a dispersarme) cambié en el ultimo momento (y digo bien, en el ultimo momento) y decidí hacerles algo más pequeño. Mi madre eligió el tema (la navidad) y como ya dije en su momento, tenía un mini álbum ya planteado sobre el tema, así que fue un poco cambiarlo sobre la marcha. Además, decidí (también sobre la marcha, pues no soy yo chula) que a las pocas invitadas que había les haría un mini álbum acordeón… con la mala fortuna que los papeles elegidos nos llegaron (maldito correos) hasta el jueves anterior al domingo de la celebración. Es decir, tenía nueve mini álbumes que hacer, uno de navidad que completar (y sus papeles los había encontrado el domingo en el taller-tienda de Anke) y solo cuatro días para todo… ¿Entendéis ya lo del estrés?...

Pero que no cunda el pánico. Yo que puedo pasarme los días mirándome el ombligo (o los papeles de scrap, si vamos al caso) sin pensar en un momento ni rascarme uno ni cortar los otros (el ombligo y los papeles, en este orden y no al contrario), puedo ser una fiera cuando me lo propongo… vamos, eso creo. Así que dicho y hecho. Primero los mini álbumes… cayeron todos entre el jueves y el viernes… aunque ya estaba a punto del síncope el vienes por la noche, la verdad. Y aún me quedaba lo peor: la tarde de vienes, todo el sábado (hasta las dos de la madrugada) y la mañana del domingo, justo antes de la comida del aniversario, se me fueron en decorar el álbum de mis padres, que afortunadamente ya tenía preparado con los papeles que había comprado el domingo anterior…

Aquí, vista de algunos de los mini álbumes desplegados… y también plegados después… Lamentablemente, no hice fotos ya decorados, más que nada porque después de tantas horas ya me faltaba la necesaria coordinación visio-espacial para hacer unas fotos no decentes sino publicables, pero podéis creerme que quedaron estupendos… Las especificaciones, pues papeles de Dovecraft, que me encantaron y desde este momento se ha convertido en una de mis marcas favoritas, cinta de raso de El Corte Inglés, cartulina negra… y para decorar, aunque no se vea, mil y una cosas del fondo de scrap que todas tenemos por ahí… puedo decir muy orgullosa que no compré nada especial y aún así, todo el mundo se quedó prendado de los mini álbumes… ya alguna persona mayor hasta derramó alguna lagrimita…

Pero lo mejor estaba por llegar… después de los álbumes pequeños, me lancé a hacer el álbum especial al que llevaba dándole vueltas semanas; no sé si darle las gracias a Amparo por habernos presentado –a las fotos del álbum en el que me basé y a mi- pero la verdad es que lo mío con el scrap tiene mucho que ver con obsesión… cuando veo algo que me gusta muchas veces quiero hacerlo… y normalmente termino haciendo algo parecido pero que solo recuerda vagamente al original… a veces se mejora… y otras sólo se intenta…






Empecé con unos cartones en el que el primero medía 6x12 pulgadas y luego progresivamente eran 2 pulgadas más cortos cada vez, hasta que el más pequeño (la portada) era un cuadrado de 6x6.

En teoría era así cuatro hojas de cartón dobles, pero puesto a complicar la cosa y aprovechando que tenía un cartón ondulado rojo (del kit de Lidl) muy majo él… ¿por qué no poner una hoja más)… y ya puestos en faena y dado que tenía un acetato de muy buena calidad (me encanta trabajar con acetato, me gusta mucho el juego que da para mostrar/esconder fotos y adornos), por qué no poner un par de hojas más…?

Total, que salió esto.













Gracias a la Cricut, el trabajo se hizo más sencillo (sólo en teoría, porque debido a la prisa y a mi mala cabeza, en un momento especialmente crítico en el que iba contra reloj, se perdieron la mitad de las figuras que ya estaban cortadas y a punto de ser montadas, teniendo que cortarlas de nuevo… y apareciendo las primeras en la tarde del domingo, cuando ya había pasado todo).

La explicación de alguna de las páginas…


La portada montada sobre la primera hoja de acetato, una casita con derecho y reves, según donde se mirara. Los papeles de todo el album, de un kit de navidad de Daisy D (papeles, rub-ons, etiquetas y pegatinas). Algunos detalles del kit de navidad del curso de Anke, sellos de una coleccion de Basic Grey, fieltro de Casa y unos papeles metalizados absolutamente fantásticos que encontramos en una papelería especializada de Valencia.









Aquí otra secuencia con el acetato, la primera pagina (la foto de la derecha está montada en el acetato... y al volverla deja ver la foto de abajo)













Tres vistas más de las páginas... y por si alguna le apetece verlo con más detalle, todas las fotos que tomé y los detalles, en la presentación de Slide más abajo.











Ah... y sí, el osito es de mi árbol de navidad... ;)

Pues ya no tengo nada más que decir, sólo que a pesar de las cervicales (que me llevan loca desde el fin de semana pasado, del estrés y de la sensación de ir a perder la cabeza, estoy muy satisfecha con el resultado y seguramente lo volvería a repetir... no en las próximas semanas... pero sí que lo repetiría seguro... algún día... y es que hay que ver cómo engancha esto de scrap...

Buenas noches, y hasta otra...